El extraño caso de Andrés Venier

¿Espíritus agresivos? ¿Efectos físicos producidos involuntariamente por el psiquismo? El fenómeno presenta un perfil típico… enigmas y misterios envuelven al tema.

Antecedentes

Todo comenzó la noche del 25 de febrero con una piedra que rompió un cristal. En la noche del 26, Mónica Hernandorena presenció atónita «un bombardeo de piedras» que se prolongó durante 6 horas. Al día siguiente, el suceso duró diez horas, y luego se repitió, a intervalos irregulares, pero con más intensidad. El tamaño de las piedras (típicas de la zona de las sierras que se encuentran en el camino hacia la casa) era más grande con el transcurrir de los días. Algunas tenían el tamaño de un huevo de gallina y su peso superaba el kilo.

El caso sobre el cual informamos en este artículo está afectando actualmente a la familia Venier, en la ciudad de Río Tercero (Córdoba, Argentina). La familia está integrada por el matrimonio de Óscar, de 50 años de edad, y Mónica de 44. Ninguno manifiesta haber padecido experiencias paranormales previas, tienen buen nivel cultural (Óscar es industrial y Mónica profesora en el conservatorio de arte) y no están involucrados en sectas ni participan o sustentan creencias supersticiosas. Conviven con sus cuatro hijos, que actualmente cursan estudios secundarios. Es una familia absolutamente normal, excepto por una sola cosa. La casa de la calle Guillermo Marconi 1821 casi no tiene un solo cristal intacto y algunos testimonios sorprenden. Tanto la familia como el comisario de la zona, que investigó el caso, familiares y vecinos, atribuyen estos episodios a un supuesto «poder» de Andrés, un hijo del matrimonio que tiene 18 años.

16 agentes de policía, apostados en torno a la casa a plena luz del día, no pudieron identificar quién arrojaba las piedras, algunas de las cuales efectuaban trayectorias imposibles antes de impactar en los cristales con una puntería asombrosa. Debemos descartar esta hipótesis, dado que cualquier manipulación sería fácilmente detectable. Por lo general, los fenómenos tienen lugar dentro de la casa, nunca fuera de ella. Quizá el dato característico de este caso es la rotura de los cristales de las ventanas, que presentan de tres a cinco agujeros de hasta 12 cm de diámetro. Algunos impactos agujerearon las persianas de plástico, otros las cortinas y, más recientemente, también rompieron un espejo.

La actividad paranormal (caracterizada específicamente por el desplazamiento de piedras a gran velocidad) tuvo 2 períodos bien definidos. El primero se extendió del 26 al 29 de febrero y el segundo tuvo lugar entre el 1 y el 3 de marzo. Los hechos se repitieron entre el 16-18 y 25-28 de abril, el 2-3 y 12-18 de mayo, y continuaron sucediéndose por períodos más breves (un día o dos). En el momento de escribir este artículo tuvo lugar uno de los «desplazamientos» más singulares en el baño de la casa. Durante mi visita fui sorprendido allí por la aparición repentina de una piedra.

En su intento de buscar una explicación racional, Mónica sostiene que, al principio, ella y su familia pensaron que alguien lanzaba las piedras, hasta que la policía, después de tres días de observación y análisis, descartó esta hipótesis a causa de las extrañas trayectorias con que se desplazaban, aparte de que cualquier persona que atacara la vivienda a pedradas hubiese sido fácilmente detectada. El comisario inspector zonal, que intervino más de una vez a causa de las denuncias de la familia, fue incapaz de explicar el recorrido de una de las piedras que, con inusitada violencia, destrozó ante sus propios ojos el cristal de una de las ventanas.

La alerta

Algunos vecinos alertaron al cura local, ante la posible presencia de «espíritus». Pero los 3 sacerdotes católicos que visitaron la casa descartaron esta posibilidad. Lo mismo manifestaron los videntes Daniel Enrici y Marcelo Berdini, consultados de manera independiente. Pero éstos declararon haber percibido una «poderosa fuerza energética». Ni Mónica ni su familia atribuyen este fenómeno a espíritus de muertos, duendes ni otras entidades sobrenaturales.

Sorprendentemente, ninguna piedra golpeó jamás a ningún miembro de la familia. Mónica nos describió el comportamiento anómalo de éstas: «Estaba con mi hijo Ezequiel, sentados ante la ventana del frente de la casa, cuando una piedra pasó entre los dos sin golpearnos y se detuvo sobre la mesa repentinamente, cuando debería haber resbalado en la superficie de la mesa y haber ido más lejos, teniendo en cuenta la velocidad con que se desplazaba». En general, la actividad poltergeist comienza y termina de manera abrupta. Un episodio típico puede durar desde algunas horas hasta varios meses, e incluso algunos se han prolongado durante varios años. En este caso, los fenómenos se tornan más frecuentes e intensos cuando Andrés está despierto. Y casi siempre ocurren en su presencia. Esto sugiere que Andrés sería el agente o «epicentro» de actividad psicokinética (PK); aquel que parece servir como foco o imán. Generalmente, las piedras se desplazan violentamente hacia ventanas rompiendo los cristales. Hubo 20 impactos sobre cristales y sobre el aparato de TV, pero sólo en 2 ocasiones hicieron blanco sobre muebles.

El brote de actividad PK (presumiblemente provocado por Andrés) se extiende durante períodos de gran intensidad y luego disminuye. El 1º se prolongó durante 6 días, luego hubo uno que duró 4 días, y más tarde sólo se produjeron 2 roturas por semana. Durante 17 días no hubo rotura alguna. Este lapso coincidió con el período en el que Andrés recibió una importante dosis de fármacos, e incluso debió ser internado en un hospital por descompensación medicamentosa. Es notable observar la cantidad de agujeros producidos por las piedras que llegan desde el patio al interior de la casa. En menos de un mes, una auténtica lluvia de éstas destruyó las persianas, los cristales de puertas y ventanas, el parabrisas del coche, el cristal del garaje y la ventana del salón. Mónica manifiesta preocupación y desconcierto. El 1 de junio, Andrés había comenzado a tomar una nueva medicación, que le produjo somnolencia. «Durmió hasta las 15:30 h, se levantó y comió en la cocina (nos explica su madre). Yo había tomado la precaución de cerrar todos los postigos y puertas. No había lugar posible por donde entrara piedra alguna. Sin embargo, estando Andrés de pie junto a la nevera, al lado de mi esposo, escuchamos un ruido muy fuerte. Cuando fuimos a ver qué sucedía, la pantalla del televisor estaba rota debido a una piedra que quedó incrustada en el aparato».

De inmediato, inspeccionó todas las ventanas y puertas para descubrir por dónde había entrado. «Sin embargo, la casa estaba completamente cerrada (manifiesta sorprendida). Salimos con Andrés. Cuando regresamos, misteriosamente, otra piedra rompió la cortina y un ventanal». Mónica conserva la pieza de cortina dañada. Óscar recuerda un suceso aún más extraño. «Andrés y su perra estaban jugando en la cocina, cuando escuchamos otro impacto sobre el televisor. La pantalla del aparato había quedado enteramente destrozada». Denise, la hija menor del matrimonio Venier, manifestó haber experimentado una rara sensación, semejante a una brisa, y una vívida sensación de «presión» sobre sus oídos, justo antes de oír el ruido. Poco después, otra piedra impactó fuertemente rompiendo una cortina, el cristal y las contraventanas.

Fuente: akasico

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